Aceite Vegetal Usado: El Contaminante Silencioso
En nuestro país el aceite vegetal tiene una gran presencia en hogares, restaurantes y hoteles donde se emplean principalmente en el proceso de fritura. Una vez utilizado este debiera ser entregado a empresas autorizadas para su gestión, donde tras los oportunos tratamientos puede ser empleado para obtener productos tan necesarios como jabones, lubricantes y combustibles ecológicos (biodiesel); ofreciendo multitud de aplicaciones en el sector industrial, además de los beneficios económicos y medioambientales.
Si estos aceites se vierten por el desagüe son una fuente de contaminación en cauces de agua, además de causar problemas en las redes de saneamiento y sobrecostos en los sistemas de depuración de aguas.
Como fuente de contaminación, un litro de aceite usado contiene aproximadamente 5.000 veces mas carga contaminante que el agua residual que circula por las alcantarillas y puede llegar a contaminar 40.000 litros de agua, el equivalente al consumo anual de una persona en su domicilio. Se transforma en un problema urbano, ya que inevitablemente dificultan y encarecen los costos de tratamiento de aguas; y en algunos casos continúan como residuos más allá de la planta de tratamiento y terminan en los cauces de agua, donde producen daños en el ecosistema. En la naturaleza, el aceite forma una película superficial que afecta el intercambio de oxígeno con la vida marina, afectando la respiración y reproducción de peces.
En Chile gran parte del aceite de freír que es usado en restaurantes, hoteles, casinos y empresas de mediano a gran tamaño es retirado por compañías de reciclaje que lo procesan y exportan a Europa para su transformación a biodiesel. Algunas de las más reconocidas son Rendering (https://www.rendering.cl) y Bioils (https://www.bioilslatam.com). Con todo esto, se estima que a través de estas iniciativas privadas sólo un 1% del aceite vegetal usado se recicla actualmente en Chile. En materia doméstica la cantidad de aceite que se recicla es insignificante, principalmente por falta de información y de conciencia ciudadana en el reciclaje de este tipo de residuos. A diferencia de lo que ocurre con las empresas y restaurantes que generan grandes volúmenes, son muy pocos los lugares de recepción de aceites domiciliarios. No existen puntos de reciclaje que pertenezcan a comunidades ni a los Municipios locales (salvo un par de excepciones), ni tampoco existe hoy una normativa que estimule el reciclaje de este residuo.
Actualmente en Rancagua tenemos conocimiento de dos iniciativas que promueven el reciclaje de aceite usado entre la población: Inka Equinoterapia, que recoge aceite usado en la medialuna de Rancagua; y nuestra empresa Ecóleo, que a través de puntos móviles de recogida y convenios con jardines infantiles recibe aceite usado de maravilla que, tras un proceso de filtrado y limpieza, lo incorporamos como parte de nuestras fórmulas de jabones artesanales.
Tomando la normativa ambiental de Chile, hoy día no se menciona al aceite de freír como un contaminante en ninguno de todos sus programas de promoción de reciclaje ni de educación ambiental. El aceite es un contaminante silencioso. Está presente, pero no se dice ni hace nada al respecto. Seamos conscientes de que este es un residuo que contamina, incentivemos desde nuestros hogares su reciclaje y exijamos a las autoridades que se establezcan puntos de acopio en nuestras comunidades.