Cúrcuma: La diosa dorada
El periodo histórico en el que se documenta el empleo de la cúrcuma con fines medicinales es muy amplio, por lo que es difícil conocer su origen con exactitud. Los árabes y persas ya la empleaban con profusión sobre todo por su color, pensando que era una variedad de azafrán y la llamaron kourkoum, palabra que los españoles convirtieron en cúrcuma.
En la India es considerada un tesoro y su empleo se remonta al año 4.000 a.c, en el seno de la cultura védica. Ya en el Rig Veda aparecen referencias sobre el empleo de la cúrcuma. A la cúrcuma se la denomina Haridra en ayurveda: hari varna dati, lo que mejora la complexión de la piel.
Uno de los problemas con la cúrcuma es que es soluble en grasa, lo que hace que sea más difícil de absorber. Está demostrado que la cúrcuma tomada con pimienta negra (dos ingredientes comunes en el Curry) aumenta su absorción en un sorprendente 2000 % sin efectos adversos. En el Ayurveda, las hierbas enteras se combinan con otras hierbas y especias enteras para estimular la función.
Buena parte de las propiedades atribuidas a la cúrcuma (antiinflamatorias y anticancerígenas) son debidas a su acción antioxidante. El componente activo de la cúrcuma se llama curcumina, un compuesto fenólico que contiene el rizoma de la planta. Como dato interesante, la India tiene una de las tasas más bajas de cáncer de próstata, mama, colon y de pulmón en el mundo. Algunos investigadores atribuyen estas cifras al consumo regular esta especia.
Veamos a continuación las propiedades científicamente demostradas hasta ahora:
Acción antiinflamatoria: es equiparable a la del ibuprofeno en el tratamiento de afecciones como la artritis. En animales de laboratorio se mostró la actividad antiinflamatoria de la cúrcuma, que puede ser beneficiosa para personas con osteoartritis y artritis reumatoidea.
Es una sustancia antiinflamatoria ya que suprime la producción de cortisona y actúa como inhibidor de la formación de los estímulos involucrados en la inflamación.
En algunos casos se recurre a la curcumina para el tratamiento del dolor, ya que sus efectos son similares a la cortisona pero sin las reacciones adversas de ésta última.
Efectos anticancerígenos: es capaz de reducir el crecimiento de tumores y modular los problemas secundarios asociados al cáncer como fatiga, depresión o insomnio. El cáncer de mama es uno de los que mejor responde a la curcumina. Puede emplearse como complemento de la quimioterapia, pues potencia la eficacia del taxol y posee una acción parecida al tamoxifeno (ambos fármacos habituales en este tipo de cáncer).
Acción antimicrobiana: La curcumina tiene una poderosa acción antimicrobiana, inhibiendo el crecimiento de bacterias patógenas, virus y hongos (incluyendo Candida albicans, Candida kruseii y Candida parasilosis).
Enfermedad de Alzheimer: Se ha demostrado también que la curcumina puede prevenir la acumulación de placas beta-amiloide, que se correlaciona con la enfermedad de Alzheimer. Los estudios experimentales sugieren que, gracias a su efecto antiinflamatorio, el consumo de cúrcuma mejora la calidad del tejido cerebral y reduce la progresión del Alzheimer.
Uso en cosmética: La cúrcuma no actúa sólo desde dentro del organismo, también es capaz de hacerlo a través de la piel. Gracias a sus propiedades cicatrizantes y antioxidantes, la cúrcuma se utiliza en forma de pasta como remedio casero para las quemaduras solares y como agente rejuvenecedor para la piel dañada y envejecida (aumenta la formación de tejidos y favorece la deposición del colágeno). La curcumina es un gran antioxidante, con lo que la piel madura y la piel acnéica son las que más pueden aprovecharse de sus beneficios. Además existen estudios científicos sobre su uso en los tratamientos de la alopecia, dermatitis atópica, prurito, psoriasis, radiodermatitis y vitíligo.
El uso de la cúrcuma como planta medicinal tiene también contraindicaciones:
Se desaconseja el consumo durante el embarazo y la lactancia por falta de estudios.
No se recomienda el uso en niños y adolescentes por debajo de los 18 años.
En pacientes con úlcera gástrica puede causar acidez al utilizar altas dosis y por tiempo prolongado.
En personas con trastornos de la coagulación puede aumentar el riesgo de sangrado, por lo que debe evitarse su empleo.
El curcumin puede causar contracción de la vesícula biliar, por lo que podría ser poco recomendable en pacientes con cálculos biliares activos.
La cúrcuma puede debilitar el sistema inmunológico y por tanto se debe usar con precaución en pacientes con deficiencias en el sistema inmunológico.
Es importante recordar que ante cualquier afección, enfermedad o estado específico es necesario consultar con un especialista cualquier cambio en nuestra alimentación.
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Hasta la próxima y espero que os haya gustado esta entrada